En paz con nuestra familia
- On 17 Feb, 2024
- By Raquel
Muchos/as de nosotros/as hemos vivido situaciones de negligencia, maltrato, manipulación, abandono o simplemente malestar respecto a nuestros/as progenitores.
La madre y el padre biológicos nos dan lo más esencial, que es la vida. Y todo lo demás, es añadido.
Cogiendo las palabras de Bert Hellinger: “Lo esencial de los padres, viene a través del engendramiento y del parto (así llegamos a la vida), todo lo demás es añadido. Hay padres que añaden mucho, y hay otros/as que abandonan a sus hijos o que abusan de ellos”
Sanar nuestro pasado familiar es un camino de vida. Hemos venido de un árbol familiar complejo que ha crecido a través de muchas renuncias, pérdidas y experiencias. Y que ha sobrevivido con sus limitaciones y también desarrollando sus potencialidades.
Haber vivido de cerca, en pocos años, el fallecimiento de mis cuatro abuelos y dos padres, me ha hecho ver que cuando estamos más cerca de la muerte (o más cerca está la muerte de un/a familiar), es cuando más necesitamos procesar, digerir, aquello que no pudimos sanar. Más urgente se vuelve buscar la reconciliación con nosotros/as mismos/as y con nuestro pasado. Lamentablemente, a veces ya es demasiado tarde.
DEJAR DE PELEARNOS CON LO QUE NO FUE
¿Quiere decir eso que tengo que llevarme bien con mi familia?
En el trabajo de constelaciones sistémicas se habla de “tomar a los padres”. Un concepto que a mí me costó años entender de modo profundo y que deseo explicarte.
No existe un manual acerca de cómo deberíamos relacionarnos con nuestros progenitores o familiares. Si estamos cabreados/as, hartos/as, es sano y necesario como adultos/as cuidarnos, respetarnos, tomar distancia y protegernos.
Sin embargo muchas veces encuentro en consulta, que eso no es posible. Hay una parte que sigue apegada a papá y mamá, aunque haya enfado y rabia. Y que aunque queramos tomar nuestra vida como adultos/as, un parte sigue anhelando la aprobación o el reconocimiento que no tuvo.
Y lo hace;
- Poniéndose de salvador/a de mamá o papá. Y tratando de compensar sus limitaciones.
- Adoctrinándoles o diciéndoles “cómo deben vivir”.
- Enfadándose y permaneciendo continuamente en conflicto.
- Manteniéndose en la distancia desde el rencor y el resentimiento.
- Cediendo a sus expectativas a regañadientes.
- Rechazando cualquier tipo de contacto, cercanía o apoyo por su parte, desde el enfado. Y no desde la calma.
Cuando seguimos apegados/as papá o mamá, una parte de nosotros/as queda atrapada y no está disponible para nuestra vida adulta. Porque a menudo de modo inconsciente, seguimos esperando que nos den aquello que no pudieron darnos.
Y lo buscamos de modo consciente o inconsciente, en ellos/as o en nuestras relaciones sentimentales. (Ejemplos: Buscamos una pareja que trate de compensar o aportarnos aquello que no tuvimos en casa)
DECIR SÍ, A LO QUE FUE
Por eso, ya que papá y mamá nos dieron la vida, apoyarnos en aquello que sí pudo ser (aunque haya sido o esté siendo poco), nos libera. Y nos permite vivir como adultos/as responsables de nuestra vida.
Dejar de pelearnos internamente o externamente, nos da más energía y calma para tomar nuestro camino. Y nos permite decidir con mayor libertad.
TOMAR A LOS PADRES NO SIGNIFICA:
- Tener que permanecer cerca de ellos/as, si son tóxicos para nosotros/as.
- Someterse a sus deseos, necesidades o expectativas.
“TOMAR A LOS PADRES” SIGNIFICA:
- Reconocer nuestros orígenes y abrirnos a la energía de la vida (aquella que sí pudieron darnos).
- Hacer el duelo de aquello que nos dolió y que ya no podemos cambiar, acogiendo nuestra vulnerabilidad.
- Crecer con ese pasado y tomar la fuerza y energía para hacer con nuestra vida algo único.
Aquello que aceptamos, se transforma.
Rechazar nuestra infancia o nuestro pasado, es rechazar una parte de nosotros/as mismos/as.
Y ahí sigue permaneciendo un dolor, que no nos ayuda a avanzar.
Raquel Ballesteros, 2023 ©