Esta evaluación viene condicionada por lo que hemos aprendido en nuestra infancia y adolescencia acerca de nosotros mismos, por nuestras experiencias tempranas, el entorno seguro y/o caótico en el que hemos vivido y crecido. Pero no vamos a entrar ahí en este artículo, ya que conocer y entender porqué nos sentimos “mal”, poco “válidos” o inseguros con nosotros, a menudo nos alivia pero en realidad no nos ayuda a mejorar la situación. Y en general, nos mantiene estancados en el reproche o el rencor (“soy así, porque mis padres nunca me dejaron decidir”, “por culpa de mi madre que fue muy exigente”, “o de la escuela, porque se burlaban de mí”, etc.).


Es por ello, que vamos a adoptar una actitud más activa para mejorar nuestra autoestima. Y para ello, el primer paso es empezar a entender de qué depende.


De modo bastante general, sentirnos bien con nosotros mismos depende de dos puntos fundamentales:


1.- Aspectos Externos:

Tiene que ver a los objetivos que nos proponemos en las diversas áreas de la vida. Nuestro bienestar personal será evidentemente mayor si sentimos que estamos en camino y/o llevando a cabo nuestros propósitos en cada una de las áreas de nuestra vida (familiar, profesional, económica, social, etc.)


Este trabajo se puede realizar con estrategias de coaching, pero difícilmente conseguiremos nuestros propósitos de manera optimista y relajada, si tenemos ciertas creencias limitantes inconscientes acerca de nosotros mismos, del mundo o de los demás (“no me merezco tener éxito”, “lo que los demás piensan es muy importante”, “tengo que satisfacer a los demás”, etc.). Posiblemente conseguiremos avanzar, pero a menudo nos resultará difícil, sufrido o no gozaremos del proceso o del resultado. Y es que, cuando hay sufrimiento, siempre hay una creencia limitante detrás.


2.- Aspectos Internos:

Hace referencia al modo en que nos enfrentamos a la incertidumbre y a las dificultades que se interponen a la consecución de estos objetivos. ¿Cuál es nuestra actitud, cuando las cosas no salen como desearíamos? ¿Nos enfadamos? ¿Culpamos a los demás? O cuando nos equivocamos o nos sentimos vulnerables ¿Nos automotivamos diciéndonos palabras bonitas, como lo haríamos con un amigo por ejemplo, o más bien nos reprochamos como si fuéramos nuestro peor enemigo?


Al igual que las creencias limitantes, el diálogo interno que tenemos con nosotros mismos, también es de vital importancia para conseguir una autoestima positiva. Si hemos aprendido a maltratarnos internamente o a solo “querernos” cuando las cosas salen bien, difícilmente aprenderemos de los errores o gozaremos del día a día. O tal vez viviremos más “pendientes de no equivocarnos”, que pendientes de “gozar, aún y cuando nos equivoquemos”.


Este diálogo interno difícilmente se cambia mirándonos al espejo y exclamando “soy genial o me quiero”. El cambio real viene de un conocimiento y comprensión más profunda.


En un próximo artículo, hablaremos de cómo reconocer ciertas creencias limitantes y cómo potenciar este diálogo interno positivo, ofreciendo algún ejercicio práctico para empezar a entrenar.










Raquel Ballesteros T. (+34) 669 472 859 raquel@raquelballesteros.com



Raquel Ballesteros ©2010